Trazas una curva muy amplia con la avioneta para volver a Miami.
-Volaré unos pocos grados al norte de nuestra ruta original para poder examinar una región diferente -dices.
-Buena idea -asiente Silvia, mientras mira haca abajo,al mar reluciente.
Tras unos pocos minutos de vuelo, te avisa:
-Creo que ahí hay algo... ¡un bote salvavidas amarillo!
-¡Estás bromeando!
Diriges una rápida mirada, y distingues una clara mancha amarilla en medio del agua. Pero parece demasiado pequeña para ser un bote.
-¿Podemos echar una mirada más de cerca? -pregunta Silvia.
Desciendes en círculos con la avioneta y entonces, al acercarnos más, te convences de que esa forma amarilla es un bote. Incluso puedes ver a cuatro personas en él.
-¡Los hemos encontrado! -gritas, a punto de estallar de alegría.
-No necesariamente -advierte Silvia-. Hemos encontrado unas personas, pero no podemos estar seguros de que sean Paula y su familia.
-¡Vamos, Silvia! -te burlas-. ¿Cuántos naufragios te crees que hay por aquí?
-Muchos -responde-. Esa s una de las razones por las que la gente no se toma en serio el Triángulo de las Bermudas. Dicen que se trata de una extensión de agua transitada que es lógico que se produzcan accidentes.
No dices nada. En vez de responderle, envías un mensaje por radio avisando lo que has visto y sigues trazando círculos cada vez más bajos.
-Bueno, al menos hemos salvado a alguien -comenta Silvia.
-¡Mira! -dices mientras te esfuerzas por ver mejor-. Uno de ellos viste una chaqueta roja como la de Paula.
-Puede ser, pero todos parecen demasiado rubios para ser de su familia -responde Silvia.
La incertidumbre te está matando. Aun así no sería muy inteligente descender más acercándote al agua, pero te estás muriendo de ganas por saber si es la familia de Paula la que está en el bote.
Decides correr el riesgo de acercarte más Crees que es mejor que los guardacostas lo averigüen